domingo, 14 de abril de 2013

La Naranja Mecánica. Stanley Kubrick. 1971.



FICHA TÉCNICA

Título: La naranja mecánica
Título original: A clockwork orange
Dirección: Stanley Kubrick
País: El Reino Unido, Estados Unidos
Año: 1971
Duración: 136 min.
Género: Criminal, Thriller
Calificación: No recomendada para menores de 18 años
Reparto: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Michael Bates, Warren Clarke, John Clive, Adrienne Corri, Carl Duering, Paul Farrell, Clive Francis, Michael Gover, Miriam Karlin, James Marcus, Aubrey Morris, Godfrey Quigley, Sheila Raynor, Madge Ryan, John Savident, Anthony Sharp, Philip Stone, Pauline Taylor, Margaret Tyzack, Steven Berkoff, Lindsay Campbell, Michael Tarn, David Prowse, Barrie Cookson, Jan Adair, Gaye Brown, Peter Burton, John J. Carney, Vivienne Chandler, Richard Connaught, Prudence Drage, Carol Drinkwater, Lee Fox, Cheryl Grunwald, Gillian Hills, Craig Hunter, Shirley Jaffe, Virginia Wetherell, Neil Wilson, Katya Wyeth
Guión: Stanley Kubrick

Distribuidora: Warner Bros. Pictures

Productora: Warner Bros. Pictures, Hawk Films
Presupuesto: 2.200.000,00 $
Casting: James Liggat
Departamento artístico: Bill Welch, Christiane Kubrick, Cornelius Makkink, Frank Bruton, Herman Makkink, John Oliver, Liz Moore, Peter Hancock, Tommy Ibbetson
Departamento editorial: David Beesley, Gary Shepherd, Peter Burgess
Departamento musical: Wendy Carlos
Dirección artística: Peter Sheilds, Russell Hagg
Diseño de producción: John Barry
Efectos visuales: George Gervan, Greg Kimble, Heather Hoyland, Jeff Wells, Mark Freund, Martin Hall, Maureen Healy, Richard Gervan, Sandy DellaMarie
Fotografía: John Alcott
Maquillaje: Barbara Daly, Freddie Williamson, George Partleton, Leonard, Olga Angelinetta
Montaje: Bill Butler
Novela original: Anthony Burgess
Producción asociada: Bernard Williams
Producción ejecutiva: Max L. Raab, Si Litvinoff
Sonido: Bill Rowe, Brian Blamey, Eddie Haben, John Jordan, Peter Glossop
Vestuario: Milena Canonero Ron Beck 

Sinopsis.
Alex de Large (Malcolm McDowell) es un joven ultraviolento al que le gusta escuchar música clásica, sobre todo a Beethoven. Pero su verdadera ocupación es liderar una banda de matones, los drugos, que se divierten pegando y aterrorizando a quienes se cruzan en su camino, sin razón aparente. Llegado el momento, De Large se verá obligado a seguir un tratamiento especial para curar su psicopatía. 

Interesante.

La naranja mecánica está estructurada en tres partes; la primera, en la que Alex y sus drugos se dedican al puro empleo de la ultraviolencia, donde en un corto espacio de tiempo, apalean a un viejo mendigo borracho, tienen una pelea con una banda rival capitaneada por Billy Boy y, en una secuencia brutal y fantástica a la vez, irrumpen en la casa del escritor F. Alexander (Patrick Magee) y su esposa (Adrienne Corri), donde, mientras Alex canta la popular Singin’ in the rain apalea al escritor y viola a la mujer delante de sus ojos. En la novela, que no existía tal canción, que fue fruto de la improvisación de Kubrick y McDowell, Alex se fija en lo que estaba escribiendo Alexander y vio que era una novela de nombre La naranja mecánica. Kubrick controla una puesta en escena impecable, de carácter surrealista, es en este momento cuando la obra deja de pertenecer a Burgess para ser de Kubrick. Tanto la indumentaria de los nadsat (adolescentes) vestidos de blanco con los calzoncillos por fuera y sombrero negro en la cabeza, cómo la increíble escenografía, ese impresionante bar lácteo Korova, plagado de figuras sexuales, la casa de espíritu modernista de F. Alexander o el uso de las sombras en la escena que apalean al mendigo. La descripción del mundo familiar, una vez se ha mostrado que la juventud está corrompida por los más bajos instintos, sin el mínimo aprecio por la vida de los demás, está compuesta por unos padres pasivos, viviendo en casas horteras, donde la madre lleva horribles pelucas de colores chillones (de hecho todas las mujeres las llevan, cómo luego se puede ver en una de las películas del método Ludovico), donde el hijo hace lo que le viene en gana. La pasión de Alex por la música clásica, centrada en el film, en una pasión cuasi esquizofrénica por Ludwig Van Bethoven, da pie a Kubrick para plagar el film de obras de Bethoven, Rossini, Purcell y otros autores clásicos, componiendo así una banda sonora estupenda para el film.

Tras una escena en la que Alex seduce y conquista a dos jóvenes, a las que Kubrick sube la edad para evitar posibles censuras (en el libro tenían doce años, claro que Alex tenía quince) cómo ya hiciera en Lolita, en una escena que, de todas maneras, tuvo que ser recortada para evitar la clasificación de X en Estados Unidos; los drugos de Alex, cansados de su totalitarismo y viendo que no se puede razonar con él (cuando lo hacen Alex les da una paliza), le traicionan y en el asalto a la casa de la “mujer de los gatos” (Miriam Karlin), tras que Alex mate a la mujer con una estatua fálica (en otra brillante aportación de Kubrick a la historia), le traicionan golpeándole con un bote de cristal lleno de leche en la cara, siendo apresado después por la policía.


La segunda parte de la película trata de la detención, encarcelamiento y excarcelamiento de Alex, después de que este se sometiera voluntariamente el método Ludovico, creado por el Dr. Brodsky (Carl Duering) a instancias del ministro del interior (Anthony Sharp). Dicho método consiste en inyectarle drogas al paciente que le hagan sentir mal cuando este se enfrente a sentimientos violentos. Para ello le proyectan películas, acordes con la época, sobre ultraviolencia, que a Alex al principio le gustan y luego le provocan desasosiego y malestar. El fallo del método está en que la banda sonora de una de las películas, en las que aparecen escenas del exterminio nazi, por lo que queda claro que el film es futurista, están acompañados por la novena sinfonía Bethoven lo que provoca que Alex, además de rechazar la ultraviolencia, ahora también rechazará la música. La violencia expuesta en el film, criticada por un amplio sección de la sociedad de la época, pese a que La naranja mecánica sea un claro ejemplo de crítica a la violencia, serviría de inspiración a otros films tan brutales cómo Henry, retrato de un asesino (Henry: Portrait of a Serial Murder, 1986) de John McNaughton, Funny Games (ídem, 1997) de Michael Haneke y Ocurrió cerca de su casa (C'est arrivé près de chez vous, 1992) de Rémy Belvaux.
 
La paradoja y la ironía vendrán en la última parte del film, donde los aspectos de culpabilidad católica de Kubrick y Burgess quedan claramente expuestos (algo así cómo “el que la hace la paga”, claramente reflejado en otros films de Kubrick cómo en Lolita o Eyes wide shut (ídem, 1999)). Alex, una vez libre y sintiéndose incapaz de hacer el mal, es expulsado de su casa, apaleado por unos mendigos entre los que se encuentra el que Alex y sus drugos golpearon al principio del film y, finalmente, para más inri, sus viejos drugos ahora convertidos en policías (un truco del estado para acabar con los jóvenes problemáticos es convertirlos en policías para que combatan entre ellos), le dan una soberana paliza dejándole medio muerto. La paradoja no podría ser mayor, cuando Alex es malo todo lo sale a la perfección, cuando, sin embargo, es bueno, todos se aprovechan de él, machacándole (literalmente). Finalmente, Alex, malherido llega a la casa del escritor Alexander, sin reconocerla, y, calcando el movimiento lateral de la primera escena en la que se enfoca primero al escritor y luego a su mujer, ahora a un joven gimnasta musculoso (?) (David Prowse, el futuro Darth Vader de La guerra de las galaxias (Star wars, 1977)), puesto que su mujer murió tras la violación. Alexander, que quedó paralítico tras la paliza, se ha convertido en un instigador del gobierno y pretende convertir a Alex en una víctima del mismo. Para ello cuenta con ayuda de otros conspiradores, y una vez ha reconocido a Alex, le provocan un intento de suicidio al hacerle escuchar la novena sinfonía de Bethoven. La ironía final, es que tras la hospitalización de Alex, que consigue recuperarse volviendo a ser el de antes, es además encumbrado cómo un héroe, mientras que Alexander es encarcelado por intento de asesinato. Cómo bien dice Alex antes de los títulos de crédito sobre fondo rojo y la música de Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the rain, 1952. Gene Kelly y Stanley Donen), «Sí, yo ya estaba curado».
Bibliografía. Miradas de cine, 2003.

La Frase: El mundo no puede estar lleno de gente como yo.

El Vino: Finca Resalso, recibe el nombre de un viñedo histórico, plantado en 1932, año en que nació Emilio Moro, referente en la Ribera del Duero. Un vino joven elaborado con una selección de viñedos de entre 5 y 15 años. Pasa 4 meses en barricas de roble francés.

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